Statement in Spanish


Una Invitación a la Espiritualidad Global

Un propósito común para la humanidad

Preliminares

La humanidad está entrando en una nueva fase de evolución consciente. Una nueva conciencia invocando una responsabilidad global y una respuesta compasiva, está surgiendo con una intensidad sin perecedentes. Considerando el estado actual del mundo junto a la obvia incapacidad de los establecimientos políticos y religiosos para crear una paz y una armonía sostenible, una espiritualidad global, llenando este potencial concedido de una forma natural a todos los humanos, se ha vuelto la necesidad de una época: un llamado urgente para conectar con las fuentes de la espiritualidad, alimentada desde una experiencia integrativa de unión con una realidad más profunda. Más allá de las diferencias entre los seguidores de todas las religiones e ideologías, más allá de los conceptos encostrados, de los mitos y las moralidades, una nueva perspectiva hace presencia: una visión con un profundo respeto por la esencia del sendero filosófico, religioso o espiritual de cada ser, que conduzca a un valeroso compromiso por el beneficio de la humanidad y la comunidad mundial.

La Espiritual Global reconoce el siempre presentre propósito del ser, el absoluto, que ha sido siempre el centro de la búsqueda religiosa y espiritual, la fuente de donde los muchos nombres de Dios emergieron. Está siempre presente en todos y cada uno como una fuerza liberadora de amor y sabiduría abierta a la experiencia directa de todos los seres humanos en todas las épocas: incondicionalmente e irrespectivamente de sus creencias religiosas o entidad superior.

La Espiritualidad Global no es una religión, no requiere membresía o conformidad. Se trata de un dinamismo evolucionario emergiendo de la conciencia humana, un poder integrativo con la capacidad de unir a los humanos en una familia global.

Espiritualidad Global

Dentro de cada ser humano anida un corazón bello donde el amor y la sabiduría pueden florecer. El corazón contiene una semilla de un potencial universal, la esencia del ser, que todos compartimos en la unidad. La puerta del corazón está siempre abierta, lista a conectar el momento presente con el infinito, una realidad más profunda.

En el fondo de nuestro corazón descubrimos la calma y la claridad, la paz y las bondades del amor, surgiendo de una fuente inefable más allá de las palabras- el silencio más allá del silencio, el susurro de la Verdad. Aquí, el amor incondicional emerge junto a toda una sabiduría envolvente, cuidando todas las manifestaciones de la vida de una forma natural y espontánea.

Aun cuando cada corazón es único, hay tres conductos principales hacia un espacio más íntimo: el primero es una actual conciencia del “YO”, que se abre a una calma inmensa, el eterno propósito del ser que hace posible el surgimiento del universo con todos sus fenómenos. El segundo es un entregarse a un totalizante “TU”, lo cual nos conduce a una comunión silenciosa con la más grande sabiduría y el amor. El tercero prosigue el gran sobrecogimiento y dicha cuando reconocemos el “ELLO” : la radiante perfección dentro de la maravillosa trama de la vida.

Los tres conductos del corazón se fusionarán en uno, siempre que nos hagamos completamente conscientes del momento presente- el ahora. A menudo, sin embargo, nuestro corazón está velado; enceguecido por imágenes con ataduras, juicios, resistencias y frustraciones que nos impiden ver cómo son realmente las cosas. El miedo a perder la seguridad temporal y la identificación ilusoria con nuestra auto-imagen nos impide ver nuestro Ser verdadero. Esto causa sufrimiento dentro de nosotros y a nuestro alrededor. Al aceptar nuestras propias aflicciones conduciéndolas a su propio centro en un ejercicio de concientización, con cuidado amoroso, el sufrimiento puede sanar y transformarse en sabiduría y compasión. Al entender que la vida inevitablemente nos confrontará con todas nuestras modalidades inconscientes, aprendemos a aceptarlas con coraje y al mismo tiempo transformarlas; un proceso que nos conducirá hacia una confianza y un compromiso más profundo. Al superar nuestras propias obstrucciones, podremos aceptar con compasión y transformar el dolor ajeno en un sendero para la sanación colectiva.

Cuando estamos arraigados en nuestro corazón nos damos cuenta de la interdependencia de todas las cosas. La situación del mundo y sus interrelaciones con cada cosa y con todo se desenvuelven con claridad. Como una familia humana viviente en un solo planeta, la inevitabilidad de un destino común se torna aparente. Nuestro corazón tiene la capacidad de respetar las diferencias y de simultanemante celebrar la unidad. Tenemos la abilidad de hacernos ciudadanos globales en nuestros pensamientos, palabras y acciones para que juntos podamos trabajar por la paz, la justicia y la sostenibilidad. Una cultura mundial del respeto, la compasión y la solidaridad pueden emerger y reconstruir el planeta en un lugar de sabiduría y belleza. armonía y amor.

Comparte el mensaje